Los aminoácidos actúan como quelantes naturales, uniéndose a minerales esenciales como el hierro, el zinc y el manganeso, y facilitando su absorción por las raíces de las plantas. Este proceso de quelación previene la retención de nutrientes en el suelo, un problema común con los fertilizantes convencionales, asegurando que las plantas reciban un aporte equilibrado de micronutrientes. Por ejemplo, la glicina y el ácido glutámico mejoran la absorción de calcio y magnesio, esenciales para la fotosíntesis y el desarrollo de los frutos. Al aumentar la eficiencia en el uso de nutrientes (EUN), los fertilizantes con aminoácidos reducen la necesidad de insumos químicos excesivos, lo que reduce los costos y minimiza la contaminación ambiental.